Gràcies a la familia Forcadell Gaona de Morelia (Michoacán-Mèxic): Núria, Pilar i Inés.

divendres, 29 d’abril del 2011

Robres de Aragón y Alcubierre 23/03/38

Serian las 3 de la madrugada, del día 23 de marzo, cuando todavía no habíamos descansado de la fatigada jornada del día anterior, y la orden de evacuar las nuevas posiciones se nos había dado, pues el enemigo en su avance se nos había colocado a nuestra retaguardia una vez más, y teníamos que evitar el peligro de caer en sus manos, pues nada menos que toda una brigada esta cercada. Emprendimos la marcha y gracias a que el comandante Ugena, de la 137a brigada, que conocía bien el terreno que pisábamos, no fuimos prisioneros pues llegó un momento en que nuestra columna llegó a pasar como a 1 km. de distancia del enemigo. Después de andar hasta las 11 de la mañana llegamos a Robres, pueblo situado al sur de Torralba de Aragón y cuando pasamos por él, ya el enemigo con sus fuerzas motorizadas había tomado Torralba. Allí nos organizamos y seguimos la marcha hasta Alcubierre, pueblo donde se encontraba nuestra brigada. Estuvimos andando todo el día y a las 4 de la tarde llegábamos a las proximidades de este pueblo.

Una vez acantonados, no propusimos descansar, pero la aviación enemiga no nos dejaba un momento de reposo, continuamente nueve aviones de caza, estaba ametrallando las unidades de combate republicanas que iban a la desbandada pues las líneas habían sido cortadas por todos los lados. A las 6 de la tarde entramos en el pueblo, allí tomamos contacto con nuestra brigada y grande fue la alegría del jefe y comisario de la misma cuando nos vio, porque creían que habíamos sido hechos prisioneros. Nos incorporamos a nuestra unidad, y a las 8 de la noche el enemigo atacó la vía férrea, que estaba en nuestro poder. Le interesaba en gran manera por que de esta forma dejaba cortadas las comunicaciones para ayudar a nuestros compañeros que se encontraban al norte de la población. Su ataque resulto inútil, fue rechazado con perdidas de vidas por dos veces y a las once recibíamos la orden de evacuar aquellas posiciones que tanto habíamos defendido porque el enemigo del flanco derecho se había infiltrado con peligro de cercar nuestra brigada. La orden fue dada de repliegue hasta Sariñena.

Francesc Roca Matamoros
Huetamo, Michoacán, 29 de abril de 1940

dilluns, 25 d’abril del 2011

En la línea de fuego, Tardienta V, Torralba de Aragón y ofensiva rebelde 15/03/38

El día 15 de marzo de 1938, y después de venir anunciándolo los soldados nacionalistas desde sus trincheras, el ejercito rebelde inició una ofensiva a fondo por todo el sector del Ejército del Este.

Milicians republicans de la XII brigada durant la batalla de Guadalajara

Centenares de aviones, docenas de tanques, montones de cañones y divisiones motorizadas extranjeras, tomaban parte en esta ofensiva, el dictador italiano, quería a toda costa vengarse de la tremenda derrota que en los campos de batalla de Guadalajara, le inflingiera en días pasados el ejército de la República, haciendo correr en forma vergonzosa
Tosos, Zaragoza

sus bien equipadas brigadas de choque que con todo lujo de detalles habían sido traídas a España para conquistar, como en años anteriores lo hicieran sus antepasados, y ante tal cosa no había escatimado esfuerzos de ninguna clase. La ofensiva se inició por el frente de Zaragoza y pronto fue rota la línea, a pesar de la tenaz resistencia que opusiera el ejército republicano, las tropas nacionalistas iban ganando terreno con la pérdida de millares y millares de hombres, pues la resistencia que encontraba era enorme.

Considerando el enemigo que el Gobierno Republicano, había concentrado todos sus efectivos de primer orden en el frente de Zaragoza, para contener la ofensiva enemiga, paralizó unos días esta ofensiva y trasladó sus brigadas motorizadas al frente de Huesca, donde el día 22 de marzo de 1938, y siendo las 6 de la mañana fuimos sorprendidos por un enorme bombardeo de aviación, seguido de una preparación artillera en la que tomaba parte como unas 10 baterías aproximadamente, no dudando ni un momento que dentro de poco el ataque de la infantería caería sobre nuestras líneas, y así ocurrió. A las 11 de la mañana vimos aparecer sobre nuestras líneas, centenares de soldados que protegidos por el
Trincheras de la Guerra Civil, una casamata de cemento, cultivos cerealistas, cerros de yesos y alguna repoblación de pinar. Extremo Noreste del término municipal de Zaragoza, cerca de Villamayor

fuego de la artillería, y resguardados por enormes tanques de iban aproximando a nuestras líneas, pero ya nuestras máquinas estaban listas para contener el ataque en cualquier momento y no tardaron en caernos encima, pero las máquinas automáticas empezaron a funcionar y el ataque fue rechazado con perdidas de vidas por parte del enemigo. La orden era tajante el enemigo tenia que romper la línea costara lo que costara y nosotros teníamos que mantenerla costara lo que costara. Pero el enemigo tenía hombres de refresco nosotros no contábamos con nada, el ataque nos había sorprendido y apenas teníamos víveres, la lucha volvió a empezar de nuevo, y por segunda vez las tropas enemigas tuvieron que volver a sus posiciones, pero esta vez habían llegado cerca de las líneas nuestras y habían conseguido hacer bajas.

Nuestras ambulancias empezaron a funcionar y los heridos eran sacados de las trincheras, motivando con esto el que cada herido ocupara dos soldados buenos para trasladarlo, lo cual representaba en efectivo que habíamos tenido tres bajas. Si el enemigo intentara otra vez el ataque quien sabe si podríamos detenerlo. El mando del batallón informó a la Brigada lo que pasaba y ante el temor de perder la posición y quedar docenas de hombres prisioneros, se dio la orden de replegáramos a las posiciones de reserva, situadas a 6 km de la línea de combate. Así lo hicimos y quedamos emplazados en unas posiciones cercanas al pueblo de Torralba de Aragón, donde allí nos emplazamos de nuevo, esperando el ataque, pero el enemigo sabiendo que por el sector que acopábamos nosotros era completamente romper el cerco, se decidió atacar por el sector que ocupaba la 141ª brigada mixta, sin saber que ya nosotros habíamos abandonado las antiguas posiciones. A las 6 de la tarde empezó el ataque por este nuevo sector, y por fin encontró el punto flaco y se fue afianzando por allí cargando todos sus efectivos de combate por este lado. Su esfuerzo había resultado y nuestro desastres era inevitable.

A las ocho de la noche, recibimos una orden urgente, que el enemigo había roto las líneas y que nuestro Batallón se encontraba cercado completamente, pues había agarrado las líneas de flanco y solamente la oscuridad de la noche podía hacer posible el que no cayéramos en manos del enemigo. Con prudencia organicé junto con el capitán [capitán de Milicias Hernández Oñate], la evacuación de aquellas posiciones, pero el terreno que teníamos que recorrer para juntarnos de nuevo con la brigada era completamente desconocido para nosotros y ante la urgencia del caso decidimos salir guiándonos por la estrella polar, ya que nosotros conocíamos la posición del enemigo y nos seria fácil evitar un encuentro con él. En marcha de combate salimos de las posiciones y pasamos tres o cuatro horas andando cuando la patrulla de exploración de mi compañía, que era la que habría la marcha, se encontró con una patrulla de soldados y montando con rapidez los fúsiles, se les dió el alto ¡quien vive¡ contestando ¡la República!, nos informaron que habiendo sabido que el enemigo había atacado muestras posiciones y las había roto, el jefe de su brigada que era la 137ª, había ordenado montar un servicio de exploración para cualquier contingencia que pudiere ocurrir, y efectivamente, nos trasladaron a donde se encontraba el jefe de la brigada [Comandante Brinquis]y nuestra compañía quedó agregada al segundo batallón de esta unidad hasta que nuevamente tomáramos contacto con la nuestra.

Francesc Roca Matamoros
Huetamo, Michoacán, 26 de abril de 1940

diumenge, 24 d’abril del 2011

En la línea de fuego, Tardienta IV y la conquista de Teruel

Batalla de Teruel, Font Wikipedia
La batalla de Teruel - sodados republicanos
Quedamos instalados definitivamente en esta nueva posición y los días iban pasando tranquilamente cuando la prensa anunció, que las tropas republicanas en una lucha inigualable habían conseguido la conquista de la capital de Teruel. Este hecho fue completamente ocultado a losas tropas nacionalistas que ocupaban otros frentes que no eran los que se estaba desarrollando la cruenta lucha, pero las practicas y conferencias que por la noche se les daba a las tropas enemigas se les dio a saber la feliz nueva y pronto dio sus resultados. Estaba de guarnición en las posiciones enemigas la 31 bandera del tercio, la mayoría de sus soldados la componían elementos marroquíes y soldados de confianza de las autoridades nacionalista. Cuando éstos se enteraron que las tropas republicanas habían tomado Teruel, en tres noches se pasaron a nuestras filas 42 soldados, nacionalistas, los cuales nos explicaban de una manera espantosa las vicisitudes que se pasaban en el campo enemigo, las represiones eran grandísimas, todo aquel elemento que hubiere sido un trabajador honrado y sus ideas fueran republicanas, sin formación de causa era pasado por las armas. La comida era mucho mas escasa que la nuestra, pues mientras nosotros teníamos todos los trigales de Castilla y Aragón ellos carecían de trigo completamente y tenían que recurrir a Italia. El aceite era una de las materias que más les faltaba pues los llanos de Andalucía y las tierras aceituneras de Tarragona, estaban en nuestro poder. La ropa era escasísima, pues todas las industrias textiles de Cataluña las trabajamos nosotros.

De una manera inquieta explicaba la difícil situación que estaba atravesando la
Batalla Terol

España Nacionalista: portugueses, alemanes, italianos, marroquíes y españoles tenían cada uno sus zonas de mando y en las diferentes partes donde ellos dominaban, la población civil sufría mil vejaciones. Las fértiles tierras de Andalucía, habían sido repartidas en su mayor parte a familias italianas, mientras que las familias españolas, estaban obligadas a trabajar exclusivamente para la guerra, miles de muchachas jóvenes fueron violadas por moros sin escrúpulos que sin ningún control actuaban de una manera anárquica y cometían toda clase de
Blindado en Teruel

atropellos con ellas. El solo pensar se era verdad lo que estos soldados nacionalistas contaban, los nervios se les crispaban a uno de tal manera que contener un rugido de cólera era materialmente imposible. La calma renació y a los pocos días el propio soldado enemigo nos comunicaba que había sido reconquistado Teruel, y efectivamente a la mañana siguiente el parte de guerra republicano confirmaba la noticia.

Francesc Roca Matamoros
Huetamo, Michoacán, 25 de abril de 1940

En la línea de fuego, Tardienta III 10/01/38

Los días transcurrían y ninguna novedad se iba registrando, cuando el día 10 de enero de1938, mi compañía, recibía la orden de efectuar un traslado de frente. Las posiciones que ocupábamos tenían que ser ocupadas por otra unidad, pero antes ocurrió un caso más curioso. Mi brigada, que solamente contaba con tres batallones y le faltaba uno para estar completa. Recibió una orden en el sentido de que el 1º, 2º y 3 batallón pasarían a depender de la 142 brigada mixta, la cual contaba solamente con un batallón completo.  Quedaría con todas sus fuerzas equiparadas, y que solamente los jefes y comisarios de batallón, podrían trasladarse con su antigua brigada, mientras que todos los jefes, oficiales y comisarios de compañía, quedarían a las ordenes de sus nuevo jefes pertenecientes a la 142 brigada mixta. El día 11 de enero, la 140 brigada mixta, con sus jefes y auxiliares, salían en dirección a Lécera (Zaragoza), mientras que nosotros quedábamos en la misma posición, pero como antes dije a disposición de nueva unidad y nuevos jefes. El comisario de la brigada se llamaba Malaquías Gil Arangueti, el jefe era el capitán Yust. Y el comisario y jefe de mi batallón era el comisario Pablo Marcos y Teniente Francisco Valero respectivamente.

El día 13 del corriente mes, se efectuaba el relevo de mi unidad y a las tres de la madrugada, sin que el enemigo se diera cuenta, quedábamos instalados en nuestras posiciones marcadas por el mando.

Cuando por la mañana salí a recorrer las nuevas posiciones, fue mi motivo de desaliento, pues mientras en las anteriores disfrutábamos de todas las comodidades, en ésta llegaba inclusive a faltar el agua. Una gran balsa era la única fuente manantial en donde podíamos apropiarnos de tan preciado líquido, expuestos continuamente a que una infección en sus aguas produjera mortales consecuencias en nuestros cuerpos.



frente de la ermita de Santa Quiteria
Se encontraban estas posiciones, situadas al norte de la población de Tardienta, a cuatro millas de la localidad y estaba en frente de la ermita de Santa Quiteria, lugar donde en otros tiempos se habían desarrollado enormes combates para la conquista de ésta posición si que nunca el éxito hubiere acompañado a las tropas republicanas. Se encontraban completamente desabandonadas o requeridas que con urgencia se procediera a efectuar enormes construcciones subterráneas para protegerse uno de las bombas de aviación, y al mismo tiempo para que el enemigo no hiciera blanco en nuestros cuerpos donde en la mayoría de lugares, el paso era obligado y queda todo el cuerpo a merced de las balas enemigas. Desde luego, la posición no era peligrosa pues tendiendo en cuenta lo accidentado del terreno, se comprenderá que solamente se podía actuar allí, por medio de patrullas, ya que actuando en masa los tanques no podían desarrollar sus actividades, la artillería resultaba nula por los innumerables puntos muertos que presentaba el terreno y un ataque aéreo solamente hubiera producido un efecto desmoralizador pero no efectivo. El puesto de mando de la compañía estaba emplazado a 30 m. a la retaguardia de la primera posición desde donde se dominaba completamente todo el campo enemigo. El poco peligro que representaba la posición había motivado que estuviera tan abandonada.

Francesc Roca Matamoros
Huetamo, Michoacán, 25 de abril de 1940

dissabte, 23 d’abril del 2011

En la línea de fuego, Tardienta II

La mayoría de puertas, ventanas, sillas, mesas y mil utensilios más, que quedaron abandonados por las casas, [ver entrada "Tardienta I"] se encontraban todos en las trincheras, pues había puestos de mando, como por ejemplo el de mi compañía, que disponía de todas las comodidades propias de una casa particular, pues inclusive la radio funcionaba admirablemente puesto que en todo el sector que ocupaba nuestro batallón había luz eléctrica ya que en Tardienta todavía funcionaba un gran acumulador.
Tardienta any 1936

El gran acueducto que hay en las afueras de la población servia de refugio contra las naves aéreas, ya que tenía una profundidad de 3 metros y una armadura de 80 cm. de cemento. Motivo por lo cual en varias ocasiones evitó muchas bajas.

Hogar del soldado. Font: SBHAC
La vida en este frente fue, bastante tranquila, pues el enemigo muy pocas veces daba señales de vida, lo que aprovechamos nosotros para montar con todo lujo de detalles un magnífico hogar del soldado, donde teníamos una biblioteca de más de 300 volúmenes, el miliciano de la cultura enseñaba con gran perfección a los analfabetos, en ratos de descanso los soldados podían jugar a una serie de juegos amenos y morales, y cada día por los oficiales del batallón se daba clases de teórica militar, en fin la guerra era para nosotros una cosa tan pasajera que por un momento llegamos a dudar de si nos encontrábamos en el frente o bien disfrutando de unas vacaciones al campo.

Todo trascurría tranquilo, cuando el día 3 de enerode 1938, se dió una consigna cifrada en la que el servicio de información militar, indicaba que contingentes de tropas enemigas estaban concentrándose en Almudévar pueblo enemigo frente a nuestras posiciones. Indicaba al mismo tiempo que serian atacadas nuestras posiciones en la madrugada del día 4 y por consiguiente en esta noche la guardia fuera doble y que las patrullas de reconocimiento se hicieran con arma automática, y que cualquier movimiento del enemigo fuera contestado con energía, no abandonando las posiciones bajo ningún pretexto y que valía más morir ante el enemigo que no fusilado por un consejo de guerra. La orden era tajante, había que cumplirla a todo trance, de lo contrario tampoco había salvación posible.

Noche de gran intranquilidad fue aquella en que la vida y la muerte estaban tan cerca una de la otra, momentos antes en la memoria de uno habían cruzado miles de recuerdos, y a partir de ésta orden solo se preocupaba uno de defenderse lo mejor posible para evitar la muerte.

Moros de la guerra civil
Fotos de la tropa mora: font

Nada de nuevo parecía ocurrir, cuando de pronto, la artillería tanto propia como enemiga empezó a descargar centenares de bombas. Los soldados republicanos como tenían la consigna de disparar cuando nuestra artillería lo hiciera, como movidos por un resorte dispararon todos a una vez, parecía aquellos como el diluvio universal, pues las granadas y las balas llovían como por encanto, las sombras de la noche no permitían ver el campo enemigo y solamente a tontas y a locas seguíamos disparando. En el campo contrario, la balacea adquiría la misma proporción, solamente que allí los gritos eran más alarmantes que las propias balas, pues efectivamente, la noticia que el servicio de información había dado resultaba cierta, el enemigo estaba atacando desesperadamente. Pero ellos no contaban que su ataque había sido descubierto y la represión había sido de fatales consecuencias para ellos, pues cuando ya desistieron de atacar en vista de la tenaz resistencia y cuando a la mañana siguiente nosotros todavía seguíamos detrás de la trinchera, con lo fusiles preparados, un espectáculo horroroso se nos presento a nuestros ojos. En frente de nuestras posiciones varias docenas de cadáveres aparecieron muertos, algunos de ellos mortalmente heridos, seguían quejándose desesperadamente y nuestra vista pudo ver por primera vez al moro feroz, al salvaje africano que completamente engañado había sido traído a España para que con su sangre ayudara a ganar una guerra que el pueblo estaba haciendo fracasar a toda costa. Varios de estos moros nos pedían a nosotros que los sacáramos de allí, que se estaban muriendo, lo mismos soldados españoles enemigos que engañados y obligados también a ir a la lucha habían caído mortalmente heridos defendiendo una causa que era completamente ajena a su voluntad. En vista de la gravedad de estos soldados pedimos una tregua para poderos sacar de allí, pero cual no seria nuestra sorpresa, cuando al salir la primera camilla de socorro, ésta era tiroteada por las fuerzas enemigas, y uno de de los camilleros que cumpliendo con su sagrada misión de salvar a un enemigo herido acudía en su ayuda, caía mortalmente herido por una bala traidora que quería a toda costa dejar morir a los que hasta poco
La Vanguardia 4/1/1938
habían defendido su misma causa. La palabra traidores y asesinos salía constantemente de la boca de aquellos pobres infelices que tendidos ante nuestras trincheras no podían recibir ninguna ayuda. Cuando apenas la noche había entrado, saltamos encima de nuestros parapetos y acudimos en ayuda de los pobres soldados herido que habían quedado, pero desgraciadamente habíamos llegado tarde, solamente 6 pudieron ser sacados con vida, mas de 120 sufrieron una muerte horrenda, desastrosa, cruel, sus maldiciones tarde o temprano llegarán a estos seres desalmados que dejaron sus cuerpos completamente abandonados al destino.

Francesc Roca Matamoros
Huetamo, Michoacán, 23 de abril de 1940


dimecres, 13 d’abril del 2011

En la línea de fuego, Tardienta I - 20/12/1937

Construcción acueducto de Tardienta
A las tres de la tarde, llegábamos a la retaguardia de las posiciones que por la noche teníamos que ocupar, y después de estar esperando allí el tiempo suficiente salíamos para las posiciones definitivas. Mi compañía tenía  que ocupar  cuatro posiciones distintas, tres de ellas estaban completamente aisladas unas de las otras y el aprovisionamiento de la gente, tenia que realizarse por la noche. El  puesto de mando  estaba en posición central donde por medio de teléfono comunicaba al resto de la fuerza las novedades del día. Una sección de ametralladoras al mando del teniente Picón, tenia agregada a mi unidad, la cual estaba compuesta de cuatro ametralladoras “máximas” y de una potencia sorprendente.

Frente de Huesca, foto de Capa
Con puntualidad llegamos para hacer el relevo de las fuerzas y la primera compañía que efectuó el relevo fue la mía. Marché con el comisario del batallón para hacer el relevo del resto de la fuerza pero la falta de práctica sobre el terreno que pisábamos hizo que nos metiéramos en campo enemigo, muestras sospechas tuvieron fundamento cuando los dos,  pistola en mano, nos fuimos internando creyendo que íbamos en dirección a nuestras  posiciones pero de pronto unas sombras nos obligaron a debernos, y tomar precauciones serias, hasta que por fin nos decidimos a dar el alto, quien vive… , y una voz enemiga nos respondió que Franco. Nuestras pistolas, como atendiendo a un mismo resorte dispararon a la vez, la sombra cayó al suelo y ante el peligro de que corríamos regresamos sobre nuestros pasos y de ésta manera, con trabajos, llegamos a nuestras posiciones. Era el primer momento de peligro de mi vida de combatiente. Por primera vez la santa providencia me había amparado.

Comunistas alemanes. Tardienta 1936
A los tres días una orden nos indicaba que había sido tomada en consideración nuestra demanda de refuerzo y que tuviéramos preparada la compañía para ser relevada por un batallón de la 141 brigada mixta, o sea que lo que cubría una compañía iba se cubierto por un batallón. Faltaba gente, las unidades no estaban completas, miles de hombres habían salido de sus hogares pero miles de hombres tenían que salir más porque las unidades estaban sin gente y hacían falta para reponer a aquellos que ya llevaban meses de lucha.

Ametralladora Maxim 1910
Las nuevas posiciones que teníamos que ocupar se encontraban en las proximidades del pueblo de Tardienta, otra de las localidades que continuamente la artillería dejaba caer sobre ella sus pesadas y destructivas cargas mortíferas. A las 10 de la noche del día 24 de diciembre se efectuaba el relevo de las fuerzas, pero ésta vez tanto el capitán de la compañía como yo personalmente fuimos primero a ver en que sitio se encontraban y en que condiciones estaban para que de esta forma solo llegando las fuerzas y situándolas para evitar el meternos en terrenos desconocidos. Todo salió bien y el relevo se efectuó sin ninguna novedad.

El terreno que ocupábamos era muchísimo mas reducido que antes pues solamente era un kilómetro, o sea la distancia que media entre la línea férrea hasta el canal de irrigación que pasa por la localidad.

Tiempo destruido
foto nomada lenin
fusi ametrallador
En este pequeño trozo de terreno teníamos emplazadas 8 máquina automáticas, o sea 5 ametralladoras y  tres fusiles ametralladoras, así como también 2 morteros del 81 mm. Pues teniendo en cuenta que el terreno era completamente llano se sorprenderá el que el enemigo pudiera muy bien atacar con tanques ya que por ese terreno podían maniobrar con enorme facilidad. Mi unidad enlazaba por su flanco derecho con la 141 brigada mixta, y por el franco izquierdo con la 2ª compañía del mismo batallón. Una batería de ametralladoras del 11,5 m. estaba emplazada a poca distancia de nuestra compañía.

trincheras en la ermita de Tardienta
La población de Tardienta, cuya capacidad de habitantes sería en tiempo normal, de 2.000 habitantes, se encontraba completamente abandonada. Desde principio de la guerra que el frente había quedado estabilizado allí y por consiguiente los ataques continuos del enemigo para apoderarse de la población, obligó al gobierno a abandonar a los habitantes, aquellos lugares que para ellos habían sido sagrados, peor ante el peligro constante de la bombas de aviación, de las granadas de artillería y de las balas de los fusiles alguna que otra vez, dio motivo a esta pobres gentes a recurrir a la ayuda de persona de otras localidades, para que los aceptaran como en calidad de refugiados.

Francesc Roca Matamoros
Huetamo, Michoacán, 11 de abril de 1940

divendres, 8 d’abril del 2011

Traslado a Albero Alto (Huesca) 23/11/1937

Varios días duró en nuestros cerebros el recuerdo de ese día tenebroso, pero poco a poco se fue disipando y pensando siempre en que peligros de mayor trascendencia nos esperaban, nos fuimos preparando para que cuando llegara el momento nos agarrara con menos intensidad de nerviosismo.

Tardienta any 1936
Una orden dada por el mando de la brigada, ordenaba que inmediatamente se formara todo el batallón y en marcha ordinaria nos trasladáramos al pueblo de Albero Alto, sitio donde quedaríamos acantonados para salir inmediatamente para el frente. El día 23 de noviembre, llegábamos al citado pueblo con gran curiosidad de la gente, pues a pesar de la proximidad del frente nunca había habido allí tanta fuerza acantonada.

La ciudad de Huesca, queda a 6 Km. de nuestra vista y perfectamente se oía el repique de las campanas y inclusive con mis prismáticos de campaña se veía a la gente andar por la ciudad. Ésta presentaba un aspecto pobre, mísero, la artillería y la aviación había dejado en sus calles la huella de la destrucción. Una ciudad que en otros tiempos había sido el orgullo y la admiración de la toda provincia, aparecía a mi vista como un cuerpo de una larga y cruel enfermedad que deja sus lacras de muerte, señalados para toda una vida.

Ermita de Santa Quiteria
Sus campos tan fértiles, que en años atrás habían sido las reservas de los enormes trigales aragoneses, aparecían como simples campos donde las plagas hacen mella en ellos. Ni un palmo de terreno en una extensión de más de 10 km. era cultivado. La guerra había acabado con la producción, los hombres que cultivaban aquellas tierras habían tenido que acudir al llamamiento de su gobierno, tarde o temprano España tenia que sufrir las consecuencias de ésta inactividad.

Agustí Centelles: Huyendo del bombardeo, Tardienta, año 1937
Los mismo se encontraban las familias que componían, toda esta comarca los enormes contingentes de tropas que por ella habían pasado, ante la escasez de muchas veces de comestible, tenían que recurrir a la hospitalidad de la gente y muchas veces, y por cualquier causa ésta era negada recurrían a la violencia, aunque luego sufrieran las consecuencias de un duro castigo por parte de sus superiores. De aquí precisamente que al llegar nosotros, la miseria se había apoderado de aquellas gentes y la mayoría de las veces teníamos que ser nosotros los que teníamos que ayudarles.

El puesto de mando de mi compañía fue instalado en la casa de la familia Díaz, una honrada y noble casa de tiempos remotos habían sido el amparo y la ayuda de la gente modesta y laboriosa. Con ciertos reparos fuimos aceptados allí por creer que nuestra presencia fuere motivo de disgusto para ellos, pero dándome cuenta de la gente con quien tenia que tratar, les hablé personalmente, haciéndoles ver la misión que nosotros teníamos y que de ninguna manera nuestra presencia fuere motivo de disgusto para ellos.

Serian las cuatro de la mañana del día 25 de noviembre de 1937 cuando una voz de mujer me despertó del sueño que me tenia postrado y levantándome con rapidez vi la silueta de la hija mayor del patrón donde habíamos sido alojados. Pregunté que le pasaba y con voz trémula me indico que su madre había sufrido un ataque cardíaco y que fuera en ayuda suya inmediatamente. Personando a la habitación dónde la enferma, y viendo la gravedad de la misma. Me trasladé con urgencia a buscar al Dr. Puigdueta, médico de mi batallón y hombre de ciencia.

Batalla de Monte Pelado: El 28 d'agost de 1936 al Monte Pelado, al front d'Aragó, entre Osca i Almudévar (Aragó, Espanya)
Brigades internacionals
Cuando el doctor se personó en casa de la enferma. Ésta se hallaba en estado agónico, pero llegó a tiempo y pudo aplicarle varias inyecciones de alcanfor y evitó un desenlace fatal. En toda la noche no se separó un momento el doctor de la cabecera de la enferma, todos los cuidados fueron para aquella pobre señora que parecía que en un momento iba a entregar su alma a Dios. La noche la pasó algo mejorada y a la mañana siguiente con el coche del comisario me trasladé al puesto central sanitario, para recoger unas inyecciones recetadas por el médico. La familia no sabia como agradecerme lo poco que a mi parecer había hecho yo por aquella buena señora, pero al cabo, para mi era un deber, puesto que se trataba de un semejante mío sea blanco sea negro, pero semejante al fin.< >A partir de este día, la confianza entró en aquella santa casa y todo lo que en un principio parecía recelo, se volvió en amistad, hasta el extremo que se me ofreció un puesto en su mesa y durante los días que estuve en Albero Alto, era considerado como de la familia.

XIII Brigada Internacional
Varios días estuvimos acantonados en el referido pueblo, hasta que el día 20 de diciembre recibimos la orden de salir para el frente de combate, tenia que ir a relevar a la 13 brigada internacional, la cual se encontraba cubriendo el frente de Tardienta a Almudévar.

En varios camiones, fuimos traslados, por la noche a Tardienta, pero nos apeamos en Torralba de Aragón, allí, con toda clase de precauciones nos trasladamos a pie hasta Tardienta. Durante el trayecto fuimos divisados por el puesto de observación enemigo, y las baterías de grueso calibre dispararon varias veces sobre el grueso de la fuerza pero afortunadamente no tuvimos que lamentar ninguna baja.

Almudévar, Fotos: C. García.
Enorme impresión me causó a mi la línea de combate, a simple vista apréciame que el enemigo me estaba acechando por todas partes y que esperaba el momento oportuno de encontrarme distraído para clavar su mortífera bala en mi cabeza. Mi desconfianza era enorme y muy a pesar  mío tenía que fingir un valor que estaba muy lejos de mi, para de esta forma no desmoralizara con mi actitud a mis soldados. Pero francamente declaro que tenía miedo. Por un momento llegué a pensar que la vida era muy corta, que la guerra no la vería terminada.


Francesc Roca Matamoros
Huetamo, Michoacán, 7 de abril de 1940

dimecres, 6 d’abril del 2011

Bombardeo y fusilamientos en Huerto - Huesca 15/11/37

Prisioneros cuando la toma de Belchite en el frente de Aragón

Los días iban pasando sin que se notara, el más pequeño indicio de que a trece kilómetros teníamos la línea de fuego. Una mañana se presentaron en la población un ómnibus, conduciendo 40 prisioneros de guerra. La orden dada por el jefe de nuestra división era en el sentido de que estos soldados quedaban bajo el amparo del mando militar de nuestro batallón. Todos ellos eran españoles, jóvenes y según se comprobaba en ellos gente de trabajo. Venían en calidad de prisioneros, puesto que con arreglo al consejo de guerra que se les formuló, no se encontró en ellos ninguna complicidad en el movimiento sino que eran soldados movilizados a las armas.

Junker tirant bombes
Próximos a salir para el frente, serian las 3 de la tarde del día 15 de noviembre, cuando tres escuadrillas de trimotores junkers, aparecieron sobre Huerto. Todos los soldados, cumpliendo las ordenes dadas por la oficialidad, tan pronto como vieron aparecer los trimotores se escondieron en los refugios construidos para el efecto, no así la población civil, que al no contar con tanta disciplina se mantuvieron por la calle, quizás sin darle importancia al asunto, tan pronto como estas maquina llegaron a encontrarse a la altura del pueblo un silbido largo y prolongado nos dio a entender que el bombardeo había empezado. Efectivamente, como si cayeran relámpagos, cayeron bombas, en número tal que después de cesar el bombardeo nuestro servicio de información pudo comprobar que habían sido 81 las bombas lanzadas. El resultado fue desastroso. 6 Mujeres  y 5 niños, fueron víctimas del bárbaro bombardero, solamente un soldado fue herido muy leve en el músculo derecho. El jefe de la división se encontraba visitando las demás unidades cerca de la nuestra y poco después del bombardeo llegó a inspeccionar el resultado del mismo. Los trabajos de todos los soldados de  mi batallón fueron enormes para salvar de los escombros a las víctimas del siniestro. Tres horas fueron necesarias para poder salvar a varias docenas de persona y hacer el balance de las víctimas.



Fusilamientos de Badajoz por las tropas golpistas
La Vanguardia del 16/11/1937
Cuando el jefe de la división [capitán Gancedo?), vio por sus propios ojos, aquellas criaturas inocentes, cuya carne desgarrada por la metralla eran el símbolo de la ignominia y la maldad, cuando ante sus ojos aparecieron las carnes mutiladas de aquellas pobres mujeres que la mayoría de ellas habían muerto por salir a la calle para salvar la vida de sus pequeñuelos. Su corazón se llenó de odio que repercutió en perjuicio de otros seres también inocentes, pero que al cabo, para él no eran más que la representación de aquellos que momentos antes habían ordenado a sus aviones que, sin piedad, bombardearan el pueblo de Huerto, causando los destrozos señalados. Su orden fue rápida y tajante; había ordenado que sin formación de causa y bajo su responsabilidad fueran fusilados los prisioneros de guerra que había en poder del mando militar de mi batallón, y la orden se cumplió sin reparos. Aquellos seres que pocos momentos antes tenían la esperanza de que en un día no muy lejano volverían a ver a sus familiares queridos, a sus mujeres, a sus hijos, a sus padres, que en otros tiempos habían sido trabajadores unos, gente de comercio otros, dirigentes de pueblos lo mas, vieron sus vidas segadas por culpa de la maldita guerra, mientras que los maridos de aquellas pobres mujeres, que momentos antes habían sido el orgullo del hogar, que con sus caricias habían educado a sus hijos para un futuro mejor, llegaban a casa con la esperanza de compartir con ellas el pan ganado con el sudor de su frente y la desilusión, la muerte se había apoderado de ellas dejando miseria y rencor en sus almas, maldita guerra, mil veces maldita.

Francesc Roca Matamoros
Huetamo, Michoacán, 6 de abril de 1940

diumenge, 3 d’abril del 2011

Hacia el frente de Huesca 25-27/09/37

Trinchera en Lanaja, foto: Jose Francisco Navarro Belsue.
Una larga caravana formaba el convoy que nos conducía hacia el frente de batalla. Artillería, cocinas de campaña, carros ligeros de combate, en fin todo lo que necesita una verdadera brigada motorizada, llevábamos nosotros la intendencia en cada sitio marcado por el mando que nos aprovisionaba de víveres en conserva, puesto que era materialmente imposible hacerlo en caliente.

Con 6 horas de retraso sobre el horario marcado llegamos a Alcubierre, población cerca de la línea de fuego, y lugar de concentración de todas las fuerzas del Ejército del Este XI Cuerpo del Ejército, desde allí nos trasladamos con las fuerzas de mi batallón, a la población de Huerto, punto donde teníamos que acantonarnos para empezar la instrucción de los soldados.

Ataque republicano en el frente de Aragón. Foto: SERVICIO ESPECIAL
Una vez instalados y buscados lo diferentes lugares de acomodo para los soldados, se recibió una orden, en el sentido de que nuestro batallón tenía que acantonarse en las inmediaciones del pueblo de Alcubierre, y que saliéramos para el punto indicado tan pronto como la orden llegara a la comandancia militar. Antes de una hora, todo el batallón estaba formado y salíamos hacía el sitio marcado.

Llegados al punto indicado, acampamos y se organizó de forma rápida el bagaje de cocina, no había transcurrido dos horas de nuestra llegada a Alcubierre, cuando una contraorden ordenaba que volviéramos a nuestro punto de salida pues la proximidad del frente de batalla obligaba a tomar estas medidas puesto que de lo contrario no sería posible el efectuar la instrucción con normalidad. Pero el motivo a mi parecer no era éste, pues averiguadas las causas se dedujo que se trataba de ejercitar a la fuerza, a marchas pesadas, para mantener a los soldados en condiciones de lucha.

Frente de Alcubierre durante la Guerra Civil Española.
Ya instalados definitivamente la población de Huerto, seguíamos allí por espacio de un mes hasta que el día 10 de octubre, ante la escasez de tabaco, jabón, alpargatas y demás utensilios de bastante necesidad para la gente se me comisionaba a mi, junto con el sargento Ibars y el soldado Ferré, para que me trasladara a Tortosa y Tarragona a fin de conseguir todo lo indicado. Las amistades tanto comerciales como particulares que yo contaba me ayudaron muchísimo para conseguir estos artículos. El viaje lo realicé con el coche del comisario de mi batallón, lo que me facilitó mucho mas el poderlo realizar con mayor rapidez. Así también, me dió motivo a poder visitar a mis familiares pues sabiendo que Ulldecona queda cerca de Tortosa se comprenderá que antes de empezar mis gestiones me trasladara primeramente a mi pueblo para estrechar a mi famita en un cariñoso abrazo.

Ocho días me bastaron para conseguir todo lo necesario y pasado este tiempo regresé de nuevo para el frente. La separación de mis familiares fue mas emocionante que otras veces, parecía que sabía yo que no me volvería a ver mas con ellos y de esta forma me separe con la esperanza de verlos pronto pero no pasaba de ser esperanza, pues mi destino estaba marcado.

La alegría en mi batallón fue grande, cuando los soldados se enteraron que el cometido había sido cumplido con creces: tabaco, jabón, alpargatas, camisas, pantalones en fin objetos de sumo interés para el soldado fueron llevados hasta ellos con su natural alegría.

Francesc Roca Matamoros
Huetamo, Michoacán, 2 de abril de 1940