Gràcies a la familia Forcadell Gaona de Morelia (Michoacán-Mèxic): Núria, Pilar i Inés.

divendres, 11 de maig del 2012

Añoranza

Francesc Trabal
Em permeteu fer un encís en el meu diari per presertar-vos un article del Segi Pàmies publicat a La Vanguardia de l'11 de maig de 2012:
"Lectura emocionante: Els contracops de l'enyorança, escrits de l'exili, de Francesc Trabal (publicado por la Fundació La Mirada, con edición y prólogo de Maria Campillo). Un escritor catalán y catalanista tiene que huír de su país. Desde el exilio, participa en revistas patrióticas, en parte para mantener la vocación y en parte para combatir los peligros de la resignación y el olvido. A diferencia de otros coetáneos, Trabal se centra más en la erosión sentimental que causa la distancia que en el revisionismo fratricida hiperideologizado. Escribir en catalán acaba siendo un acto de afirmación y un reflejo de supervivencia, porque el paisaje ya no pertenece a la patria perdida sino a un escenario que conviene relativizar reforzando el músculo de la memoria (existe una relación matemática entre la potencia del recuerdo y el vigor del exilio). Trabal habla de tiempos en los que aún no existía la palabra inmigrado (en el libro L'exil est mon pays, la periodista Isabelle Alonso distinguía, con acierto, la diferencia semántica entre la denominación de inmigrado y la de refugiado, tan propia del exilio republicano y mucho más ajustada a los matices sentimentales de esta condición).

En los textos del libro, el refugiado alterna distintas formas de nostalgia, a veces con humor, a veces adaptándose a la descripción de la tierra -especialmente de Santiago- de acogida (la gratitud y el respeto fueron una constante entre los catalanes de América), activado por una curiosidad intuitiva y falsamente ingénua. Pero, a medida que el tiempo pasa y que el franquismo echa raíces, aparece, estremecedora y brutal, la añoranza. Escribe Trabal: "L'enyorança de la pàtria no és turbulenta com l'enyorança d'algú estimat, però pesa més. Carrega. Volem fugir-ne, volem arraconar-la, volem anorrear-la, però cada dia que passa ens pren més, s'eixampla: en lloc d'oprimir-nos el cor i fer glatir els sentits, s'apodera del cervell i es torna un malson. No ens estreny el coll però ens ofega. I comprenem la tortura dels més sensibles. No rigueu amics quan es parli d'enyorament. Lluny de considerar-ho un tòpic. Lluny de considerar-ho una feblesa. En realitat és una malaltia. I cal aplicar-hi un tractament caut. I entra en el tractament no parlar-ne gaire".

Es una confesión humanística y lúcida. Aunque Trabal se contradice, ya que él sí habla de la añoranza. Y lo hace sin imaginar cómo evolucionarán los sentimientos que expresa, sin saber si los herederos de esta perseverancia patriótica honrarán el legado de tantos exiliados o si, por el contrario, lo despilfarrarán y caerán en la gesticulación más desalentadora y grotesca."