Gràcies a la familia Forcadell Gaona de Morelia (Michoacán-Mèxic): Núria, Pilar i Inés.

dissabte, 19 de març del 2011

Primer bombardeo de Tarragona

Descrito ya cual la misión del comisario de Guerra seguiré con lo que hace poco venía reseñando. Mi unidad a la cual había sido designado se encontraba acuartelada en el Cuartel del Seminario y el día 14 de julio 1937, en presencia de todos lo soldados que componían mi compañía, el Capitán de la misma, Juan Lladó Estilar, me daba posesión de mi cargo, prometiendo solemnemente cumplir y hacer cumplir las órdenes de nuestro Supremo Gobierno.

En la compañía, que ha partir de éste momento quedaba a mi mando, se encontraban alistados 4 soldados de mi misma localidad, y entre ellos mi cuñado Agustín Forcadell Morá y mi Primo Joaquín Roca Ferré, el primero a los 4 días de ingresar yo en ella, era destinado por conducto mío al Cuerpo de Tren de la 32 división donde se le destinaba como chofer del Comisario de la misma, y el segundo fue nombrado por mi como ayudante de campo mío.

Diariamente la compañía, de la cual era yo su Comisario, junto con todo el resto del Batallón, salíamos ha hacer practicas de instrucción en orden cerrado y abierto, para de ésta forma ir preparando a los soldados a un concienzudo esfuerzo colectivo para que en el frente no fuere tan pesado su organismo.

Los días iban pasando rápidamente, cuando el día 27 de julio, a las siete de la noche, tres escuadrillas de aviones enemigos, enterado de las concentraciones de tropas que había en la capital, se presentaron de improviso y empezaron a descargar su mortífera carga de bombas.

Aquellos momentos fueron de una angustia, de un pánico tan horrendo que solo el enumerarlo aquí mi horroriza, la población civil de Tarragona nunca había sufrido ningún bombardero, aquel fue el primero y su balance fue algo desastroso: 21 soldados, 15 paisanos y 2 jefes resultaron muertos, mas de 80 entre soldados, y paisanos resultaron con heridas de consideración, afortunadamente para mi y a pesar de encontrarme en plena ciudad conduciendo un soldado de mi compañía al hospital, no tuve que lamentar ni el más rasguño, la Providencia estaba de mi parte.

Amparándome en la amistad, que tenia con el Comisario de mi Brigada, disfruté de 2 días de permiso, los cuales pasaron como minutos, ya que pude pasarlos en compañía de mis esposa y padres, más a mi regreso, ya la Brigada había recibido la orden de salir para el frente.
Francesc Roca Matamoros
Huetamo, Michoacán, 22 de marzo de 1940

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