Gràcies a la familia Forcadell Gaona de Morelia (Michoacán-Mèxic): Núria, Pilar i Inés.

dilluns, 3 de setembre del 2012

Orís, Base de Instrucción del XI Cuerpo de Ejército



Y allí (Orís) [el autor anota Olis, seguramente equivocado, desconocemos si se trata o no del lugar de Orís] al mando de la misma, estaba el Comandante-jefe, D. Francisco Olivera, de nacionalidad portuguesa y antiguo oficial del Ejército francés en la guerra de 1914-18. Elemento sano, culto e inteligente y de un cariño a la República a toda prueba.

Inmediatamente, les entregué mi credencial que me acreditaba como Comisario de la misma, y en seguida llamó al que estaba ejerciendo de interino, Comisario D. José Lavega, el cual me hizo entrega del Comisariado de la Base. Un ayudante, un pintor mural, un mecanógrafo y dos escribientes formaban el complemento del Comisariado de la Base.

Inmediatamente, me reuní con el Jefe y ayudante militar, y en grandes rasgos les expliqué la grave situación que estaba atravesando el Cuerpo de Ejército debido a la ofensiva enemiga y el trabajo que se me había asignado por el Comisario de la misma. La primera medida que tomé, fue la de reunir, conjuntamente también con el Jefe Militar, a todos los Comisario de las diferentes Bases de las Divisiones del Cuerpo. La 26, la 30, la 32 y la 34 División estaban representadas allí y tenían sus Jefes, oficiales, clases e instructores que acoplaban a los soldados para distribuirlos a sus unidades una vez dados de alta en su instrucción.

3.800 hombres había en la base de instrucción recibiendo la enseñanza militar que tenia que prepararlos para entrar en la contienda armada. Juntamente con los Comisarios, oficiales y el jefe de la misma, me trasladé al campo de concentración que quedaba retirado de donde teníamos el puesto de mando, y se ordenó el que todos los nuevos soldados se formaran en la explanada que había para allí dirigirles la palabra. Una vez realizada la operación les dirigí la palabra en los siguientes términos:

Soldados de la República
El enemigo ayudado por una enorme cantidad de soldados extranjeros que con el solo propósito de apoderarse de nuestras riquezas han sido traídos a España está atacando de una manera despiadada y cruel nuestras líneas defensivas y nuestros pueblos indefensos de retaguardia. Su avance es tan arrollador que ha pesar de la tenaz resistencia de nuestros bravos soldados, el Gobierno de la República se ha visto en la imperiosa necesidad de recurrir a vuestra ayuda para que de estas forma nuestro bloque de resistencia sea más fuerte y el enemigo se estrelle ante la muralla de hombres españoles que no quieren estar dominados por una tiranía fascista.

fira de Molló
El Gobierno ha tenido en cuenta la situación de vuestros familiares que han quedado en la retaguardia y ha tomado todas las medidas necesarias para que nada les falte pero al propio tiempo nos recomienda a nosotros la obligación que tenemos en evitar que sean profanadas estas familias por la invasión extranjera que a toda costa quiere dominarlos. A nosotros nos toca esta misión. Somos nosotros ante el pueblo español, y ante nuestros propios familiares los únicos responsables de que éste llegara a ocurrir, tenemos que luchar de tal manera para contener el avance del enemigo que si preciso fuera moriremos en el campo de batalla antes que consentir que el enemigo adelante ni un paso más. Es cuestión de vida o muerte si ésta ofensiva que el enemigo ha emprendido consigue progresarla y llegar hasta el límite que tiene asignado (frontera francesa) nuestros familiares, nuestra industria, nuestro comercio de Cataluña y España habrán sufrido un golpe mortal. La guerra no acabará, puesto que aunque fuera dominada toda España, nuestra guerra ya no es una cuestión interna, sino que defendemos el principio de una dominación fascista en todo el mundo. Seguiremos luchando aunque nos encontremos en territorios extranjeros y siempre que se nos llame para defender la causa de la libertad y el derecho de los pueblos que no quieren, que no quieren estar dominados por el fascismo, y de esta forma tarde o temprano recuperaremos el terreno perdido pero antes tenemos la sagrada obligación de seguir luchando en nuestro terreno para dominarlos aquí y evitar de ésta forma el que sigan progresando en otros lugares. La patria, lo exige. El deber nos lo impone. El Gobierno lo ordena y ante todo nuestra libertad como hombres libres. Por una España grande, próspera y feliz. Viva la República.  

Camins de la nostra identitat. Rutes de l’exili (1939) al Ripollès
Estas fueron en síntesis las frases más salientes de mi discurso, después hablaron el Jefe de la Base y los comisarios y jefes de las bases divisionarias. Una vez terminado el mitin, nos trasladamos al puesto de mando y empecé una nueva organización política para reforzar el trabajo de los soldados instructores.

El enemigo iba progresando y hacia falta que la Base de Instrucción se instalara en un sitio completamente alejado del frente para que el enemigo desconociera la nueva posición de la misma. A tal efecto nos trasladamos el Jefe y yo, para hablar con el Jefe y Comisario del Cuerpo y indicarlos la conveniencia de efectuar esta pequeña operación. No hubo ningún inconveniente y el primer paso que se dió fue el de incorporar con urgencia a todos los soldados que había en la base a la divisiones del Cuerpo. Para tal efecto se organizaron columnas de 1.000 hombres y se trasladaron a sus respectivas Divisiones. Al propio tiempo, se les comunicó a los oficiales, clases y soldados que trasladaban estos soldados, el nuevo emplazamiento que iba a ocupar la Base para que al regreso se incorporaran allí. Efectuada la operación de marcha de la gente, se procedió al traslado del grueso de la fuerza y con camiones y coches ligeros nos poníamos en marcha para el nuevo destino. Camprodon.

Francesc Roca Matamoros
Huetamo, Michoacán, 5 de març de 1940

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