Gràcies a la familia Forcadell Gaona de Morelia (Michoacán-Mèxic): Núria, Pilar i Inés.

diumenge, 2 de setembre del 2012

Retirada a Oliana



Oliana

El servicio de espionaje, a cargo de elementos del cuerpo de guerrilleros que tenia el mando del C. de E., había informado al mando superior que en el campo enemigo, y frente a nuestras posiciones se estaba concentrando cantidades enormes de elementos bélicos. Inmediatamente se me ordenó, que la Sección de Propaganda, desplegara una rápida y efectiva labor, para preparar a nuestros soldados, y que no se dejaran engañar por las palabras que decía el enemigo de que en dos meses iban a ocupar toda Cataluña y que seriamos obligados a retirarnos hasta la frontera. Así lo hice y cada día me trasladaba a los lugares donde había unidades combativas descansando y les manifestaba los deseos del enemigo y la preparación de nuestro ejército para contrarrestar su ataque en caso de llevarlo a la práctica. Por la noche me trasladaba a las líneas avanzadas y con el altavoz, hablaba al soldado enemigo manifestándole, que en caso de llevarlo de nuevo al matadero que no se dejara, que se sublevara, contra sus superiores o que abandonara las filas enemigas y se pasara a los de la República. El rumor de ataque por parte del enemigo se había comprobado definitivamente, pero el tiempo completamente desfavorable, para la aviación, hacia que éste se retardara más de lo previsto.

Como el enemigo sabia, perfectamente en que lugar estaba instalado el puesto de mando del Cuerpo de Ejército, y como en caso de empezar el ataque, seria unos de los primeros sitios que el enemigo bombardearía, se ordenó que todas las dependencias del Comisariado y las secciones de Estado Mayor, que se trasladaran al pueblo de Oliana, en donde quedarían alojadas hasta nueva orden. El jefe del Cuerpo y el comisario, junto con sus ayudantes de campaña, quedaron en el mismo sitio que estaban, con la sola diferencia que sus oficinas de mando habían sido instaladas en los sótanos, para guardarse de las bombas de los aparatos de aviación.

No se dejó tardar el ataque enemigo y con furia sin igual empezó a bombardear todas las posiciones que ocupaba la retaguardia de nuestras unidades, carreteras, puentes, ferrocarriles, comunicaciones en fin todo lo que se consideraba puntos militares.

Nuestro Cuerpo de Ejército, resistía bravamente y sus posiciones eran completamente infranqueables para el enemigo. El vista de ello éste cambió su táctica y trasladó sus unidades motorizadas al lugar donde se encontraba el XVIII Cuerpo de Ejército, y cual no seria nuestra sorpresa cuando vimos que el enemigo había roto sus líneas y había conseguido el avance deseado.

Diariamente tenia que trasladarme por la noche para recorrer todo el frente y sacar la información necesaria para la edición del Boletín en donde hacíamos recalcar la actuación de soldados, oficiales y jefes comisarios para proponerlos por sus actos de guerra. Al mismo tiempo tenia que seguir mi propaganda a las filas enemigas y la mayoría de las veces, desconociendo la situación en que habían quedado durante el día las fuerzas enemigas, me llegaba a internar sin darme cuenta en terreno completamente descubierto por las armas enemigas, con peligro de mi vida o de quedar prisionero en poder de él.

El enemigo, se había infiltrado a la retaguardia de nuestro Cuerpo y la única solución era la de ir efectuando pequeños repliegues para no quedar prisioneras la mayoría de las unidades. Ante el peligro que representaba el avance contrario en que nuestro puesto de comando, no quedara copado, se recibió la orden de trasladarnos a otro lugar el cual fue el pueblo de Sanaüja.

Francesc Roca Matamoros
Huetamo, Michoacán, 5 de març de 1940

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