Oliana |
El servicio de espionaje, a cargo de
elementos del cuerpo de guerrilleros que tenia el mando del C. de E., había
informado al mando superior que en el campo enemigo, y frente a nuestras
posiciones se estaba concentrando cantidades enormes de elementos bélicos.
Inmediatamente se me ordenó, que la
Sección de Propaganda, desplegara una rápida y efectiva
labor, para preparar a nuestros soldados, y que no se dejaran engañar por las
palabras que decía el enemigo de que en dos meses iban a ocupar toda Cataluña y
que seriamos obligados a retirarnos hasta la frontera. Así lo hice y cada día
me trasladaba a los lugares donde había unidades combativas descansando y les manifestaba
los deseos del enemigo y la preparación de nuestro ejército para contrarrestar
su ataque en caso de llevarlo a la práctica. Por la noche me trasladaba a las
líneas avanzadas y con el altavoz, hablaba al soldado enemigo manifestándole,
que en caso de llevarlo de nuevo al matadero que no se dejara, que se
sublevara, contra sus superiores o que abandonara las filas enemigas y se
pasara a los de la República. El
rumor de ataque por parte del enemigo se había comprobado definitivamente, pero
el tiempo completamente desfavorable, para la aviación, hacia que éste se
retardara más de lo previsto.
Como el enemigo sabia, perfectamente en que
lugar estaba instalado el puesto de mando del Cuerpo de Ejército, y como en
caso de empezar el ataque, seria unos de los primeros sitios que el enemigo bombardearía,
se ordenó que todas las dependencias del Comisariado y las secciones de Estado
Mayor, que se trasladaran al pueblo de Oliana, en donde quedarían alojadas
hasta nueva orden. El jefe del Cuerpo y el comisario, junto con sus ayudantes
de campaña, quedaron en el mismo sitio que estaban, con la sola diferencia que
sus oficinas de mando habían sido instaladas en los sótanos, para guardarse de
las bombas de los aparatos de aviación.
No se dejó tardar el ataque enemigo y con
furia sin igual empezó a bombardear todas las posiciones que ocupaba la
retaguardia de nuestras unidades, carreteras, puentes, ferrocarriles,
comunicaciones en fin todo lo que se consideraba puntos militares.
Nuestro Cuerpo de Ejército, resistía
bravamente y sus posiciones eran completamente infranqueables para el enemigo.
El vista de ello éste cambió su táctica y trasladó sus unidades motorizadas al
lugar donde se encontraba el XVIII Cuerpo de Ejército, y cual no seria nuestra
sorpresa cuando vimos que el enemigo había roto sus líneas y había conseguido
el avance deseado.
Diariamente tenia que trasladarme por la
noche para recorrer todo el frente y sacar la información necesaria para la
edición del Boletín en donde hacíamos recalcar la actuación de soldados,
oficiales y jefes comisarios para proponerlos por sus actos de guerra. Al mismo
tiempo tenia que seguir mi propaganda a las filas enemigas y la mayoría de las
veces, desconociendo la situación en que habían quedado durante el día las
fuerzas enemigas, me llegaba a internar sin darme cuenta en terreno
completamente descubierto por las armas enemigas, con peligro de mi vida o de
quedar prisionero en poder de él.
Francesc Roca Matamoros
Huetamo, Michoacán, 5 de març de 1940
Huetamo, Michoacán, 5 de març de 1940
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