Incorporado de nuevo a la Compañía, mi limité a
organizar de nuevo los servicios que estaban en completo desorden puesto que
hacía más de tres meses que por varias causas estaba en poco contacto con la
misma. Cuando más animado estaba en ésta tarea, recibí una orden en la que se
me indicaba lo que sigue:
565 Batallón
Comisariado
En telegrama recibido hoy, el Comisario
Brigada me comunica se traslade urgentemente puesto de mando XI Cuerpo de
Ejército. Salúdale B.C. a 28 de noviembre de 1938.
Al comisario de compañía de ametralladoras
del 565 Bon.
Enorme extrañeza me causó el recibo de ésta
comunicación, pues de veras desconocía el motivo de la misma. Sin perder un minuto,
me alisté y me dirigí a pié hasta el puesto de mando de la Brigada, allí se mi
informó que tenia que trasladarme al puesto de mando de la División, en donde se me darían
instrucciones, para mi nuevo destino, pues ellos desconocían también la misión
que se me iba a confiar. Llegado al puesto de mando de la División, me saludó el
Comisario de la misma indicándome que había recibido una comunicación en la
cual el comisario del cuerpo pedía mi presencia en su puesto de mando. Después
de permanecer unas horas allí, con un coche de la División salí para donde
se encuentra el mando del cuerpo de Ejercito, el cual estaba en la Colonia Puig de Artesa de
Segre, o sea donde había asistido a los cursos. Llegado allí me presente al
ayudante del Comisario del cuerpo D. Julio Anglada, comisario de Batallón y
antiguo periodista de el Heraldo de
Madrid. Al verme, me preguntó por mi credencial y al serle entregada, me
indicó que esperada la llegada del Comisario del Cuerpo. A los pocos minutos,
éste aparecía y era presentado a él. Mi corazón palpitaba de emoción por
desconocer el motivo de mi llamada, pero pronto mis dudas fueron aclaradas
cuando el Comisario me indicaba, que haciendo falta el cubrir la vacante de
Comisario de Propaganda del Cuerpo, se había pensado en mí para tal cargo. Que
antes de asignárseme oficialmente el nombramiento seria puesto a prueba unos
días y en caso de salir airoso en mi cometido se me daría mi nombramiento
provisional hasta que fuera aprobado por el Comisario del Ejercito del Este, D.
José Mantecón. El día 4 de diciembre del año 1938, recibía la siguiente
credencial:
Comisariado
Núm. 4.567
El portador del presente Comisario de
Compañía Francisco Roca Matamoros, Instructor de Propaganda de este Comisariado
queda autorizado para poder circular libremente por toda la zona de este Cuerpo
de Ejército al objeto de poder realizar su misión.
P.C. a 4 de diciembre de 1938.
El Comisario del XI de C. de E. Julián M. Lizcano.
Grande fue mi alegría cuando recibí este
nombramiento pues el representaba para mi, el que se me considerara una
personalidad en el cargo que se me había conferido. Pocos días después me
enteré que mi actuación en la
Escuela de Comisarios había decidido al Comisario a pesar en mí
para darme dicho cargo. ¿Quizás alguien preguntaría y por qué no se les dio al
primero o segundo clasificado?, por la sencilla razón que el primero pertenecía
al Partido Anarquista y el segundo al Partido Comunista, el pertenecer yo a una
partido de tendencias moderadas había influido en la elección.
Mi cargo era de una responsabilidad tal, que
por las noches no podía conciliar el sueño, al pensar con la serie de
obligaciones que tenia. El XI C. de E., tenía una plantilla aproximada de
35.000 hombres, los cuales estaban sujetos a las directrices que cursaba el
mando superior del Cuerpo.
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Altavoz del frente. Font: SBHAC |
La misión del Comisario de Propaganda, era la
más pesada que pudiera existir dentro del Comisariado del Cuerpo, inclusive más
que la del propio Comisario. Mi misión consistía en redactar directrices que
eran leídas, comentadas o puestas a la practica por todos los Comisarios del C.
de E. en el Boletín diario del mando militar, que editaba el Cuartel General
del C. del E., había una sección del mismo Boletín, destinada al Comisario de Propaganda.
Desde allí dirigía la propaganda a nuestras filas, la propaganda de carácter
político que nuestros soldados debían conocer para saber en todo momento cual
era la misión que tenían en nuestro Ejército. Diariamente el mismo Boletín
editaba una hoja redactada por mí, en la cual y en términos claros y sin estar
llena de palabras filosóficas y si de palabras llenas de amor y cariño para con
nuestros enemigos que siendo españoles igual que nosotros, les hacíamos
comprender lo equivocados que estaban al sostener una guerra, que a la larga
solamente beneficiaria a Italia y Alemania, puesto que las deudas de guerra que
Franco tenia con ésas naciones era tan grande que en caso de ganarla no sería
mas que un esclavo a sus órdenes. Cada noche, estas palabrea mías y otras por
el estilo, que desde las columnas del Boletín dirigía, eran leídas por todos
los Comisarios a las tropas nacionalistas y sus efectos en la mayoría de los
casos, daba por resultado el que soldados nacionalistas que desconocían la
verdad de los hechos se pasaban a nuestras filas para defender la República. Disponía
yo de una bien organizada red de propaganda la cual radicaba en las Divisiones
26, 32 y 30 que eran las que estaban a las órdenes del XI C. de E., en cada
División había un comisario de Propaganda el cual recibía ordenes directas mías
y éste a su vez las distribuía a las Brigadas que estaban bajo su mando, la 146Brigada Mixta, la 104, la 96 y la 34 Brigada, pertenecían a la 30 División, la119 Brigada, la 120 y la 121 brigada mixta pertenecían a la 26 División, y la
137 Brigada mixta, la 141 y la 142 Brigada, pertenecían a la 32 División. El C.
del E. y las Divisiones junto con las Brigadas, contaban con la Sección del Cuerpo de Tren,
Transmisiones, Intendencia, Ingenieros, Sanidad y grupos de Artillería los
cuales todos tenían sus comisarios de Propaganda y estaban bajo mis inmediatas
órdenes.
Al mismo tiempo, contaba yo con
auto-parlante, magnífico coche-camioneta, que lleva instalado un equipo
amplificador con un magnavoz, lo que me servia para poderme trasladar en los
sitios donde lo requería mi cargo y al mismo tiempo era aprovechado para dar
mis conferencias políticas, al enemigo. Con él, llegué a recorrer todo el
frente que ocupaba mi Cuerpo de Ejército y que abarcaba una extensión de 200 o
más kilómetros, pues desde el pueblo de Asentiu, que enlazábamos con el XVIIICuerpo, hasta Piedras de Olo, que enlazábamos con el X Cuerpo.
También estaba mi cargo el organizar festivales
y prestar toda mi colaboración para la organización de los mismos, a las
Brigadas y divisiones que encontrándose en descanso, aprovechaban los días para
divertir al soldado. Tenia en la
Sección de Propaganda un magnífico aparato de cine, instalado
sobre ruedas, el cual era trasladado a donde se encontraban las unidades en
descanso y allí se exhibían películas de temas interesantes para el soldado. La Banda de Música del Cuerpo
compuesta de 60 profesores, estaba también a mi cargo y cuando algún Batallón,
Brigada o División requería sus servicios para la organización de algún
festival de carácter cultural o musical, se dirigían a mí, en petición de la
Banda. La sección de Propaganda del Cuerpo
estaba compuesta de un fotógrafo, un pintor mural, dos escribientes y al propio
tiempo, ayudada por la colaboración del Comisario de prensa, el cual se
encargaba de la propaganda en los periódicos y distribución de los mismos a las
diferentes unidades combativas. El Miliciano de la Cultura a cargo de un
competente profesor de Matemáticas no solo dirigía la parte correspondiente a
la organización de las escuelas que existían en los diferentes lugares donde
estaba radicada toda la fuerza del Cuerpo, sino que también era un gran
auxiliar de la Sección
de Propaganda a mi cargo.
En los rublos que quedaban bajo el control
del Mando Militar, y que estaban bajo mi jurisdicción propagandística, se
organizaban mítines, en los cuales se desarrollaban temas de interés para el campesino,
para la defensa pasiva, para la organización de elementos que combatieran a la
quinta columna y de otros intereses propios del momento que se estaba viviendo.
Mi labor como podrá verse era de una amplitud
tal que me absorbía por completo llegando en varios extremos a debilitar mi
cuerpo.
Diariamente tenia que dar parte a mi
inmediato superior comisario de propaganda del Ejército del Este, de las
novedades que ocurrían en la Unidad
mía, así como también de cuantos actos de propaganda se habían realizado
durante la jornada.
A los pocos días de haber recibido mi
nombramiento provisional del cargo, recibía la siguiente credencial que me
acreditaba ya como efectivo en mi puesto, dice así:
Ejército del Este
XI cuerpo de Ejército
Comisariado
Don Julián Muñoz Lizcano, Comisario del XI
Cuerpo de Ejército
CERTIFICO:
Que D. Francisco Roca Matamoros, de 26 años
de edad, presta sus servicios en concepto de Instructor de propaganda en éste
Cuerpo de Ejército desde el 11 de diciembre de 1938 por haber sido destinado
por orden del Comisario del Ejército del Este. Y para que conste expido el presente
certificado-salvoconducto que tendrá validez hasta el 15 de enero
En P.C. a 19 de diciembre de 1938. Firmado.
También están impresas mis huellas
dactilares, así como también hay impresos varios apartados para renovarlo cada
mes.
Francesc Roca Matamoros
Huetamo, Michoacán, 4 de març de 1940