Era el día 18 de agosto de 1936, cuando se me daba posesión del cargo de Secretario General del Sindicato de Oficios Varios, cargo que era de una responsabilidad de tanta importancia, que solamente el velar para la conservación de los intereses del Pueblo, me obligaban a aceptarlo, mi posición no consistía en otra cosa que el de poner todos mis conocimientos y todas mis energías a disposición de mis paisanos, pues sabiendo que cada localidad era un gobierno se comprenderá mi esfuerzo en colaborar a ésta obra. Había que evitar a toda costa que en nuestra localidad se cometieran actos de terror, y bandidaje, pues organizaciones de tipo anarquista estaban empeñadas en cometer crímenes y atropellos, que ellos creían oportunos, valiéndose de la anarquía que exista en todas las partes donde dominaba el gobierno de la República. Nuestro esfuerzo tuvo su límite, y a pesar de ello, con lágrimas en el corazón tuvimos que prescindir de nuestro esfuerzo, ya que de lo contrario peligraba nuestra situación.
Poco a poco, la Revolución seguía su marcha desastrosa y los campos españoles se iban sembrando de cadáveres inocentes que nada sabían de la lucha. Las tropas nacionalistas, ante la situación tan desafortunada para ellas, se vieron obligadas a recurrir a la ayuda de las tropas moras, de aquellas precisamente, que en años atrás nuestros antepasados tuvieron que dar su vida también para arrojarlos del suelo, patrio, y los mismos generales, que cumpliendo ordenes de su gobierno, los habían combatido a sangre y fuego para poderlas dominar en los ásperos y salvajes campos de África, les habrían las puertas de la madre patria para que les ayudaran a ganar su guerra. Se veían impotentes para dominar al pueblo y no tuvieron ningún escrúpulo en infectar la tierra española de estos elementos indeseables que en años antes ellos mismos habían combatido y dominado, sometiéndoles a un duro y cruel esclavaje.
Solo así pudieron en parte, conseguir ganar terreno, mas a pesar de ellos, las victorias no se realizaban, ante tal impotencia se vieron precisado a recurrir a la amistad que de antemano habían entablado con el dictador italiano, y pronto el cielo español se vio nublado de negros nubarrones que en vez del agua bienhechora, descargaban enormes cantidades de metralla que por doquier sembrando la muerte y la destrucción.
El gobierno español, ante tal estado de cosas, veía perfectamente que la superioridad del enemigo era cada día mayor, y se vio precisado a pedir ayuda a las naciones amigas, Francia e Inglaterra, más ésta ayuda, no fue ni la milésima parte más eficaz que la prestada por Italia, al Gobierno Nacionalista, y a pesar del esfuerzo que realizaba el Gobierno para contener al enemigo, todo resultaba inútil, faltaban los elementos necesarios para afrontar tan difícil situación y no tuvo más remedio que entregarse de pies y manos al dictador de Rusia, el del Partido Comunista en España.
Sabido es, que en España, no había ideal comunista, pues las tendencias católicas y liberales del pueblo español habrían desechado toda idea de comunismo, pero el Gobierno Republicano, sabía positivamente que no tenia mas que dos caminos a elegir, o aceptaba esta ayuda de Rusia o perdía la guerra, y se decidió por la primero. Des de este momentos España se convertía en un foco del comunismo. Su derrota era inevitable, pues Francia e Inglaterra les retiraron su confianza. Y el mundo entero nos miraba con recelo.
El Gobierno Republicano, perdía el terreno que tenía en el Norte de España, las tropas nacionalistas, se dirigían sobre Madrid y la caída de la capital de la República era eminente. Solamente un esfuerzo inhumano podría hacer posible el que Madrid no cayera en manos del enemigo, los esfuerzos del Gobierno consistían en llamar a su pueblo para que acudiera en defensa de la Capital, pues la pérdida de ésta representaba la pérdida de la guerra y fueron muchísimos los que ante el llamamiento del Gobierno acudieron a Madrid, en defensa suya, mas entre estos españoles que nos dejamos guiar por éste sentimiento de amor a nuestra patria me encontraba yo, y el día 3 de noviembre del año 1936 por primera vez salía al frente de combate.
Francesc Roca Matamoros
Huetamo, Michoacán, 20 de Enero de 1940