Poco a
poco iban concentrándose los individuos recién llamados a filas en la Base de
Instrucción que tenia organizadas el Cuerpo de Ejército para así recibir la
instrucción necesaria y encuadrarlos el más rápido posible a las unidades que
necesitaran de sus servicios puesto que era para reponer las bajas sufridas.
Con gran ardor seguían combatiendo nuestros soldados pero las retiradas tan
perjudiciales que tenían que sufrir, los desmoralizaba bastante.
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Toma del ayuntamiento de Barcelona por las tropas sublevadas |
El día
26 de enero de 1939, el parte de guerra republicano, informaba que Barcelona
había caído en manos del enemigo. Aquella noticia fue como una bomba que cayera
sobres nuestras espaldas. Barcelona, una única ciudad que por su capacidad
industrial se bastaba ella sola para alimentar a todo un frente de combate por
largo que fuere. Barcelona que era el baluarte de la guerra en Cataluña, estaba
en poder del enemigo. No había remedio, la profecía se cumpliría, llegaríamos a
la frontera francesa y tendríamos que refugiarnos para no caer en manos del
enemigo. Los campos de concentración nos hacían más miedo que las propias balas
que pudiera disparar el enemigo en contra nuestra.
No por
esto el Gobierno se amilanó y ordenó una competa reacción en todos los
sentidos, exigía que la propaganda se desarrollara con más intensidad, que se
controlara bien todas las comunicaciones y que se montaran lugares de
evacuación para concentrar a todos los soldados que anduvieran sin control de
sus unidades.
Se
ordenó a mi que me trasladara a la población de Ripoll, para que me pusiera de
acuerdo con el Comandante Militar de la Plaza y juntos organizáramos el servicio de
recuperación, para ir concentrando a todos los soldados y llevarlos a las bases
de instrucción en donde los jefes y comisarios que allí habían, los encuadrarían
a sus respectivas unidades. Solo dos días me ocupé de esta misión pues con un
mensaje telefónico me informaron que regresase al comisariado del cuerpo para
un asunto urgente.
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La vanguardia el 27-01-1939 |
Presentado
al Comisario, me indicó que haciendo falta el cubrir la vacante de Comisario de
las Bases de Instrucción del Cuerpo y siendo de gran importancia el mismo, para
poder preparar cuanto antes a la gente había pensado en la conveniencia de
nombrarme a mí, para que con la rapidez que el caso requería me trasladara allí
y empezara una campaña política de gran envergadura para que la gente saliera a
las unidades combativas con una elevada moral. El nombramiento que se me dio fue
el siguiente:
XI
Cuerpo de Ejército
Comisariado
Nº.
4.241
De
acuerdo con las atribuciones que me han sido conferidas por la Superioridad he
dispuesto que te hagas cargo del Mando Político de la Base de Instrucción de este
Cuerpo de Ejército con atribuciones de Inspector de las Bases de Instrucción de
las Divisiones dependientes de esta C.U. cuyos comisarios estarán a tus
inmediatas órdenes.
Saludos
antifascistas
P.C. a 28 de enero de 1938
El
Comisario del XI Cuerpo de Ejército
P.O. J.
Anglada
Al camarada
Francisco Roca Matamoros. Comisario de Guerra de Cñía.
Nueva y gigantesca tarea se me había asignado de
nuevo, pues ésta vez la misión era más fácil pero más pesada. Se encontraba la Base de Instrucción
establecida en el pueblo de Orís [el autor escribe Olis, creemos que se trata de un error, el más parecido y cerca de la zona de Ripoll es Orís, también podría tratarse de Olius, pero Solsona cayó en manos de los fascistas el 28 de enero, estando demasiado cerca los enemigos para estar la base de instrucción.]
Francesc Roca Matamoros
Huetamo, Michoacán, 5 de març de 1940