Momento de una realizad sin precedentes, fue aquel cuando a mis seres queridos les manifesté mi decisión de marchar a donde estaban mis hermanos de sangre, súplicas, lamentos, consejos, lágrimas que ante mi se derramaban, no se hicieron posible el alterar mi resolución, había dado mi palabra, aunque me costara la vida, cosa muy fácil, ante todo estaba la Patria, y el en segundo lugar mi dignidad de hombre no me hubiera permitido el volverme atrás. Mi destino estaba en manos de Dios.
El día 3 de noviembre a las 4 de la madrugada, salía junto con mis amigos y paisanos Agustín y Manolo, para alistarme al nuevo ejercito de la República y acudir donde se mi indicara.
Presentado al cuartel Carlos Marx de Barcelona, se nos indicó que momentáneamente quedábamos incluidos a la Sección Montada, de ésta unidad militar, y que esperáramos unos días, hasta que una vez completado un Regimiento, saldríamos inmediatamente para el frente de Madrid donde mas necesaria era la falta de hombres.
Así pasamos unos días, cuando en la tarde del día 11 de noviembre del mismo año, el jefe del cuartel nos llama a los tres amigos que juntos habíamos salido del pueblo, y no comunica que habiendo recibido informes de nuestra localidad, que nosotros éramos miembros de las organizaciones sindicales allí formadas, era completamente imposible el que nos alistáramos al frente, porque nuestra presencia y nuestra colaboración hacia falta en la retaguardia, pues por el momento había suficientes hombres para afrontar la situación no en cambio hombres en la retaguardia para dirigir los sindicatos. Ante tales razonamientos y siendo inútiles nuestras excusa, tuvimos que regresar de nuevo, para seguir trabajando con la mayor ilusión posible desde nuestros puestos de la retaguardia.
Los días iban pasando lentamente, y siempre con la esperanza de que la guerra terminara de un momento a otro. Continuamente los partes de guerra iban informando de que la aviación enemiga seguía bombardeando las poblaciones enemigas causando la muerte de miles y miles de vidas inocentes y que estaban al margen de toda la lucha. Los víveres se iban escaseando por momentos, el control riguroso de las mercancías y materas primas hacia la vida completamente imposible y la gente tenia que recurrir a comer artificiales en la mayoría de los casos.
La revolución seguía su curso, de una manera alarmante, el nerviosismo y las represalias eran mayores,centenares de actos de bandidaje se iban cometiendo sin que el Gobierno a pesar de los esfuerzos que realizaba pudiera evitarlos.
La Confederación Nacional del Trabajo, organización de tipo anarquista, quería a toda costa implantar un régimen de comunismo liberal, y el esfuerzo nuestro era mas enorme porque teníamos que multiplicarnos para combatir no solamente esto, sino también la grave situación que había impuesto la guerra. Hubo necesidad de organizar el Sindicato de Trabajadores de la Tierra por que la Confederación quería a toda costa implantar el sistema de colectivización material y ante tal peligro y con la rapidez que el caso requería, los elementos de orden organizamos este sindicato que no solo representaba la defensa de nuestros intereses agrícolas sino que al mismo tiempo evitábamos una serie de atropellos a la gente pobre y campesina y así de esta forma el día 1 de enero de 1937 se formaba este sindicato en el cual yo ocupaba el cargo de secretario.
Francesc Roca Matamoros
Huetamo, Michoacán, 21 de Enero de 1940
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