La falta de elementos preparados, hacia imposible el recurrir a nuevos elementos para ocupar los cargos de éste nuevo sindicato y la mayor parte de los que formábamos ya el Sindicato de Oficios Varios, tuvimos que aceptar el nuevo cargo que se nos daba, un nuevo sacrificio se nos exigía, y no podía aludirse uno, porque no se trataba de intereses particulares, que había que defender, se trataba de poder actuar de una manera enérgica porque el peligro de expansionismo de la Confederación, le obligaba a ello.
Cuando se formó éste Sindicato, los atropellos fueron en menor escala, pero a pesar de ellos, había que seguir trabajando para eliminarlos totalmente y así paneamos el invitar a los elementos de la Confederación a formar un Comité de enlace, el cual regiría los destinos de la localidad, y de ésta forma los tendríamos envueltos de una manera diplomática, para conducirlos por el camino de nos interesaba a nosotros.
El 15 de enero del mismo año, se formaba el Comité de Enlace de los dos sindicatos que había en la población, y por estar yo desempeñando el cargo de Secretario en mi sindicato, tuve que intervenir en la formación de éste Comité, el cual una vez organizado me daba a mí un nuevo cargo político.
Se me asignó el cargo de Secretario General, con atribuciones de organizador general de todos los elementos campesinos, y de ésta manera nuestra batalla local había sido ganada, los atropellos iban a disminuir hasta eliminarlos totalmente.
Poco a poco el Gobierno de la República iba controlando a todos los elementos malos que aprovechando el momento de sublevación, se habían convertido en asesinos, bandidos, destructores de lo creado y de una manera paulatina iba organizando su ejército Popular, que tenia que darle en muy plazo, resonadas victorias.
Las necesidades de momento, me obligaron a tomar medidas que quizás en tiempo normal no las hubiera tomado y de ésta forma se comprenderá la necesidad de hombres aptos para la guerra obligó al Gobierno a llamar a filas a los contingentes de soldados que habían hecho el servicio militar durante los años 1932 y 1933. Entre estos éstos contingentes me encontraba yo y sin excusa ni pretexto tuve que presentarme a filas para cumplir la orden dada.
Quince días antes de la publicación del Decreto, tuve que renunciar a mis cargos que desempeñaba, para que de esta manera mi sucesor pudiera con la ayuda mía, ponerse en pocos días, al corriente de cuantos asuntos dependían de mis departamentos.
La orden de mi incorporación a filas, estaba dada para el día 1 de julio del año en curso, y de ésta forma no tuve mas remedio de presentarme el indicado día en la Caja de Recluta de la Provincia, para firmar mi hoja de servicios. Mi ausencia representaba un gran perjuicio a mi mujer y familia, los peligros de la guerra eran de suma gravedad y estaba expuesto uno continuamente a morir, pero la orden era terminante y no se podía faltar a ella, puesto que de lo contrario los Tribunales de Justicia militar lo sentenciaban a uno de una manera enérgica.
A las tres de la tarde del día 1 de julio de 1937 me presenté a la Caja de Recluta. Eran las cinco del mismo día cuando se me ordenaba nuevamente que pudiera regresar a mi casa y que allí se me comunicaría la Unidad militar a la cual será destinado y que a partir de la comunicación tenia que presentarme con urgencia al nuevo destino.
Cuando mis familiares me vieron regresar de nuevo a mi hogar, su alegría era inmensa, pero desgraciadamente esa alegría seria corta porque el día 4 del mismo mes, recibía una comunicación militar en la que se me ordenaba que habiendo sido destinado a la 137 brigada Mixta perteneciente a la 32 División, y cuyo cuartel general estaba en el Parque Samá de la villa de Cambrils, me personara inmediatamente a dicho lugar para ponerme a la órdenes de mis superiores. Efectivamente me personé donde se me indicaba en la comunicación y a las tres horas de mi presentación se me entregaba mi uniforme militar y todo el armamento propio de soldado. Era destinado al 2º batallón de la mencionada Brigada.
Varios días, transcurrieron, haciendo prácticas militares hasta, que una vez terminada la preparación militar correspondiente pudiéramos salir para el frente de batalla, pero parecía que la suerte me iba acompañar en esta empresa, y el día 13 de mismo mes recibía por órdenes superiores mi nombramiento de Comisario de Guerra de Compañía.
Francesc Roca Matamoros
Huetamo, Michoacán, 24 de enero de 1940
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