Donde una vez allí organizaríamos la brigada de nuevo, para seguir aguantando, pero siempre de repliegue en repliegue, y aunque era materialmente imposible aguantar al enemigo. Los efectivos bélicos nuestros eran muy pocos, mientras que los del enemigo eran muchísimos. El haber roto las líneas, obligaba a nuestras unidades a mantenerse en un plan de inferioridad que de ninguna manera podíamos contener su avance, solamente el refuerzo de nuevas unidades y el aprovisionamiento de material hubiera hecho posible tal milagro. Llegamos a
Sariñena y virtualmente estábamos todos desfallecidos, eran tres días de andar, combatir y no dormir, nuestros cuerpos parecían autómatas pues nos movíamos por intuición. La comida no la habíamos probado desde que empezó el ataque y nuestra intendencia funcionaba mal completamente. Un tren militar nos esperaba en Sariñena donde se había dado la orden de que la 32 división, fuera a instalarse en unas
posiciones que había a 13 Km. a la retaguardia de Sariñena. Esto nos animó por que al fin podríamos descansar dos o tres días hasta que el enemigo tomara contacto de nuevo con nosotros, pero mientas podríamos comer y dormir que mucha falta nos hacía. Salimos con el tren y al llegar al lugar indicado nos apeamos, y con alegría vimos que ya nuestra intendencia había suministrado abundante aprovisionamiento y se nos repartió el racionamiento que cada uno nos correspondía.
Trinxera aerodromo de Sariñena |
Milicianas comunistas de las Juventudes Socialistas Unificadas de Sariñena en Barbastro |
Sariñena y virtualmente estábamos todos desfallecidos, eran tres días de andar, combatir y no dormir, nuestros cuerpos parecían autómatas pues nos movíamos por intuición. La comida no la habíamos probado desde que empezó el ataque y nuestra intendencia funcionaba mal completamente. Un tren militar nos esperaba en Sariñena donde se había dado la orden de que la 32 división, fuera a instalarse en unas
El Periódico de Aragon, 23 de diciembre de 2006 |
posiciones que había a 13 Km. a la retaguardia de Sariñena. Esto nos animó por que al fin podríamos descansar dos o tres días hasta que el enemigo tomara contacto de nuevo con nosotros, pero mientas podríamos comer y dormir que mucha falta nos hacía. Salimos con el tren y al llegar al lugar indicado nos apeamos, y con alegría vimos que ya nuestra intendencia había suministrado abundante aprovisionamiento y se nos repartió el racionamiento que cada uno nos correspondía.
Las nuevas posiciones que teníamos que ocupar se encontraban al norte de la población de Tormillo y a 13 km como he dicho antes de Sariñena. Esas estaban completamente vírgenes, pues ni una trinchera ni nada se había hecho y cuando nosotros creíamos que íbamos a descanar nos encontramos que si queríamos defender nuestras vidas, teníamos que hacernos unos pequeños ramales para evitar el ser víctimas de la metralla enemiga. Trabajamos un día y una noche, hasta que al día siguiente, después de nuestro esfuerzo realizado, recibíamos la orden de contraatacar nosotros al enemigo. Hacía dos horas aproximadamente que el puente colgante de Sariñena sobre la vía férrea había sido volado por nuestros dinamiteros para evitar que las tropas nacionalistas se echaran encima en un momento dado, pero sin embargo, estas se habían colado por los cerros y se
encontraban a corta distancia nuestra. Había pues que contraatacar para causar efecto de superioridad, cosa que no había.
Pente colgate de Sariñena, destruido. |
encontraban a corta distancia nuestra. Había pues que contraatacar para causar efecto de superioridad, cosa que no había.
Nuestro fracaso era inevitable; como podíamos nosotros atacar a un enemigo superior a nosotros, en todas sus reglas, más alimentado, más preparado, más organizado y con una moral más firme que la nuestra. Pero el caso era dar un golpe de sorpresa puesto que el enemigo nos considerada desorganizado y nunca creía que lo íbamos a atacar. Empezamos el ataque y sin artillería, sin tanques y sin ametralladoras, el desastre fue grande, pues de 500 soldados, llegamos a nuestras líneas como 300, el resto, quedó en poder del enemigo y nuestras filas completamente desorganizadas.
Francesc Roca Matamoros
Huetamo, Michoacán, 29 de abril de 1940
Buenos días, ¿tiene algún correo de contacto? Quería hablar con usted. Un saludo y gracias
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