Así pasaron 3 años trabajando como aprendiz y en horas completamente extraordinarias hasta que a los 17 años de edad dejé de ir a las escuelas graduadas del Gobierno para dedicarme de lleno en la imprenta. Las condiciones económicas de mi patrón fueron en aumento y me vio e la necesidad de ampliar el negocio pero para ello tuvo que recurrir a buscar otra plaza mas grande donde el campo de acción fue más amplio que no en el pueblo donde estaba.
La ausencia de una imprenta me había creado a mi un grave problema que me encontraba como vulgarmente se dice sin trabajo, mas tratando de una plaza de tanta importancia como Ulldecona donde había una seria de pueblos como La Galera, Rossell, Alcanar, San Carlos de la Rápita, Freginals, Godall, Santa Bárbara y La Cenia que se encontraban en una zona de acción de 15 kilómetros cerca del mío y todos con bastante comercio no era de extrañar que atraería la atención de algún elemento con imprenta propia para instalarse allí. Efectivamente, a los 6 meses escasos, un hijo natural del mismo pueblo D. Juan Mariné Sansano, instalaba su imprenta en la Calle Mayor de la localidad y cerca de mi casa. La misma ilusión que me profesaba el oficio me indujo a hablar con el susodicho señor y al inaugurar la nueva imprenta entraba a formar parte de ella como medio oficial. Circunstancias de la vida obligaron al sr. Mariné a marchar de la localidad quedándome otra vez sin trabajo pero pocos días antes de cumplir mis 20 años, se instalaba en el pueblo otra imprenta bajo la razón social de Sanchiz-Rovira y Cñia. Dichos señores, tenían el grupo de su maquinara y parte de sus cajas en la ciudad de Tortosa por carecer de sucursal de material adecuado. Trabajé hasta que tuve que incorporarme a filas el año 1933 lo que a los 21 años de edad y durante el servicio militar trabajé como jefe del grupo que había en el taller de imprenta de mi Regimiento. Cuando una vez regresado a mi pueblo intenté de nuevo trabajar a la imprenta de los señores Sanchiz-Rovira y Cñia. No me convino el sueldo que me daban y me fui a trabajar a Barcelona con el señor Mariné, mi antiguo patrón. Regresado de nuevo a mi pueblo el año 1935, y ante la poca necesidad de oficiales que tenia la imprenta que en él había, me vi obligado a montar un centro de representaciones y con la amistad que tenia mi padre de las diferentes casas de Comercio que desde hacia años lo conocían conseguí el tener en seguida la representación de la casa Solsona de Barcelona (galletas), de la casa Mercader de Vendrell (cafés), de la casa Mialfo de Castellón (impresos), de la casa Monteluos de Tortosa (impresos y encuadernaciones), de la casa Martínez de Hellin (artículos de esparto) y varias más. Trabajé con buenos resultados y dentro de pocos años hubiera podido ser mi negocio de gran envergadura si el año 1936 no hubiera estallado la sublevación española que me obligó a dejar todos mis asuntos para dedicarme a trabajos de índole particular local.
Francesc Roca Matamoros
Huetamo, Michoacán, 2 de Enero de 1940
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