El día 19 de julio del mismo año, aquella sublevación que en un principio se veía que hubiera sido sofocada por el Gobierno, tomo otro cariz más comprometido ya no solo la sublevación abarcaba Marruecos sino que Barcelona, Madrid, Valencia, Sevilla, Málaga, Santander, Vigo, La Coruña, España estera, estaba en armas, la sublevación era total, la Revolución civil había marcado su camino.
Los sindicatos, las organizaciones políticas y campesinas habían pedido ayuda del Gobierno, éste ante lo inesperado, no estaba preparado para préstales éstas ayudas que representaba para él, el factor único de victoria. Pasaban los días y la sangre española se iba derramando paulatinamente por los campos, miles de vidas jóvenes se iban segando con la hoz horripilante de la muerte y por doquier se oían escenas de terror.
A los 20 días de lucha, los campos estaban ya limitados, el gobierno de la República controlaba la mayor parte de España, tres cuartas partes, estaban en poder de los republicanos, el resto estaba en poder de los rebeldes, pero esto tenia que durar muy poco. Los generales que habían planeado la sublevación sabían positivamente que tenían al pueblo en su contra, pero les importaba poco porque sabían que contaban con elementos militares suficientes para dominarlo.
Mientras tanto en la mayoría de pueblos, en los cuales nunca los sindicatos sociales, habían tenido representación, se organizaban de una manera rápida para prestar más ayuda a las causas republicana, pero desgraciadamente, la incapacidad de los elementos dirigentes de estas organizaciones hacían posible que la cosa tomara un cariz violento y sanguíneo. Las represalias eran enormes, los asesinatos se desarrollaban de una manera increíble y lo que hubiera podido ser una victoria rotunda y rápida del Gobierno de la República se iba convirtiendo en derrota lenta.
Al sobrevenir la sublevación, todos aquellos elementos que anteriormente pertenecían a partidos políticos, se agruparon de una forma inconsciente y las rencillas personales y las ambiciones de mando se iban apoderando de unos y otros y la administración local era un verdadero desastre, pues no había la unidad necesaria para formar un frente común y seguir una lucha verdadera.
Decretos del Gobierno de la República, ordenaban el licenciamiento total de aquellos soldados que pertenecían a su ejército, y organizaba de una forma rápida, pero sin control, columnas de gente para salir a combatir a los sublevados. El fracaso era inevitable, sin un ejército organizado no se puede combatir ni obtener victorias, el enemigo tarde o temprano tiene que eliminarlo.
Pero no quiero apartarme de motivo que tengo para escribir este diario y quiero solamente recordar los momentos más salientes de esta lucha, a mi ocurrido.
Pertenecía yo antes del movimiento subversivo al Partido de Esquerra Republicana de Catalunya, partido de tendencias moderadas y cuya línea de conducta era completamente democrática dentro del régimen republicano, mas no así mi padre, que pertenecía al partido de Liga Catalana, y cuyas tendencias políticas era completamente derechista pero democrático también.
La falta de elementos para organizar los sindicatos obreros, hizo posible el que yo me viera obligado a tomar parte en uno de ellos y pareciéndome, sus líneas sociales y su conducta mas moderada, entré a formar parte del Sindicato de Oficios Varios y que estaba adherido a la Federación Nacional del Sindicato de la Unión General de Trabajadores (UGT), y de ésta manera por primera vez en mi vida ocupaba mi primer cargo político en la guerra.
Francesc Roca Matamoros
Huetamo, Michoacán, 15 de Enero de 1940
Francesc Roca Matamoros
Huetamo, Michoacán, 15 de Enero de 1940
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