La guerra fratecida que me obligó a salir de mi tierra para refugiarme en Francia, primero, y después en México, me ha dado una larga y provechosa experiencia que me servirá de ejemplo durante el tiempo que me resta de vida. Hemos sufrido una dura lección que jamás olvidaré por muchos años que viva pues cuando mas necesitados estábamos de aquellos elementos que fueron los dirigentes de nuestra Patria, hemos sido abandonados y se dedicaron solamente a satisfacer sus necesidades particulares sin preocuparse del bien común de los demás. Sin embargo de aquellos elementos españoles también que en otros tiempos tuvieron que abandonar la Madre Patria, por varias razones, que nuestros dirigentes nos los pintaban como enemigos acérrimos de nosotros, de estos hemos recibido toda la ayuda necesaria y ha sido los que sin escrúpulos de ninguna clase y sin conocernos siquiera, han ofrecido sus casas y su confianza a quienes para ellos eran enemigos de clase. Pero no soy yo el indicado para analizar éstas causas y el tiempo juzgará a los buenos y a los malos y si algún día podemos regresar a nuestros hogares y la patria necesite de nuevo de nuestros servicios, ella será la mas indicada para pedirnos cuentas de nuestros actos. Mi único interés mientras permanezca en el extranjero estriba en no inmiscuirme para nada en absoluto en los asuntos internos del país donde me encuentre, solamente sus nacionales son los indicados para resolver a su entera satisfacción sus problemas internos. Mi misión es la de trabajar con todas mis energías, la de invertir toda mi capacidad y todo mi esfuerzo para que con mi trabajo ayude al engrandecimiento del país que tan desinteresadamente me brindó su hospitalidad y me dio motivo para rehacer mi vida de hombre libre. Mantengo mi voluntad y mi firmeza en trabajar sin descanso para conseguir una posición lo suficientemente desahogada y poder afrontar las vicisitudes de la vida, procuraré en lo posible no apartarme del camino del bien y con palabras dulces miraré de evitar todo el mal posible a mis semejantes. Mi política quedó muerta en España y sin algún día la suerte me favorece, en verme de nuevo entre mis conciudadanos, volveré a desenterrarla pero para emplearla en el bien y no en el mal. He sido una victima del destino y a mi me corresponde el afrontar la difícil situación hasta salir adelante de ella. No cuento con recursos económicos para establecer centros de comercio, pero gracias a Dios cuento con la energía suficiente para no desesperar. Soy joven, tengo salud y en Dios confío para lo demás.
Aclarado pues los puntos mas esenciales de mi personalidad poco me queda ya que manifestar es este sentido, voy pues a empezar mis narraciones en la memoria que me he propuesto describir para que ellas sirvan de recuerdo en mis años de vejez.
Francesc Roca Matamoros
Huetamo, Michoacán, 3 de Enero de 1940
Francesc Roca Matamoros
Huetamo, Michoacán, 3 de Enero de 1940
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