Serian aproximadamente las 4 de la tarde
cuando por la carretera que de Manresa conduce a Barcelona, llegábamos a la
capital catalana. Nueve meses hacia que no habíamos podido vivir en un régimen
de libertad civil y al encontrarme entre las amplias y céntricas calles de la
capital, nuestro corazón se abrió de par en par y por un momento llegamos a
maldecir a aquellos que por necesidades de su servicio, o bien por amistades
particulares tenían la suerte de seguir la guerra desde la retaguardia, y más
desde Barcelona.
Pro conducto de mi cuñado Agustín, quedamos
instalados en casa de la honorable familia Ollé, que vive en la barriada de
Sans donde con toda clase de consideraciones se nos atendió y se nos ofreció su
muy respetuosa casa, ofrecimiento que no podíamos rehusar ya que se trataba de
n acto de cortesía, y más teniendo en cuenta que nosotros llevábamos
comestibles para los 10 días.
Se nos dio, una magnifica habitación y
quedamos instalados con toda clase de comodidades. Mi primera preocupación al
llegar a Barcelona fue ir en busca de personas que pudiera informarme del
paradero de mis familiares, o al menos que mediaran detalles de los mismos.
La misma tarde que llegamos, mi amigo que
también se encontraba en iguales condiciones, me acompañó para empezar las
investigaciones y la primera persona que encontramos la cual nos informó muy a
la ligera de lo que había ocurrido fue Juan Poy, que era cajero del
Ayuntamiento el cual iba junto con otro paisano del cual no recuerdo su nombre.
Nos informó que la rapidez desplegada por las
fuerzas nacionalistas y la poca resistencia que hicieron las tropas
republicanas, fue motivo que varias decenas de familias, las cuales hubieran
salido sin ninguna clase de reparos, se encontraron completamente cortadas y
les fue imposible salir del pueblo, esto unido a que la mayoría por guardarse
de los enormes bombardeos se encontraban en el campo, fue también motivo de que
muchos al regresar a la población se encontraron en que las fuerzas
nacionalistas dominaban la situación.
De nuestra familia poco nos pudo informar,
puesto que no tenia contacto con ellos, lo cual me obligo a recurrir a nuevas
amistades que habiendo tenido mas suerte que los mios se encontraban salvo y
libres.
Me encontraba durmiendo tranquilamente, con
mi buen colchón y mi buena cama, cuando de repente fue despertado por un golpe
familiar en la cara, era mi amigo Arturo Tallada, que enterado de nuestra
llegada, vino con rapidez a saludarnos. Nos levantamos y la primera cosa que
hicimos fue trasladarnos al cuartel que estaban las fuerzas del Cuerpo de Tren
para conseguir un permiso de varios días para mi amigo Tallada y efectivamente
después de hablar con el teniente ayudante de su batallón pude conseguir este
permiso y al salir del cuartel nos encontramos con la presencia de nuestro buen
amigo Miguel Muñoz, Jr. El cual nos saludó en nombre suyo y de su familia.
Inmediatamente nos trasladamos a visitar al Sr. Mariné, el cual se encontraba
prestando sus servicios en la plaza Macià, de la barriada del Clot y mientras estábamos
allí acertó a pasar nuestro incondicional amigo Jaime Querol, el cual acababa de
salir del Cuartel y su alegría fue inmensa al vernos.
Aprovechado cuatro días de permiso que le habían
dado a mi cuñado Agustín tuvimos la suerte de poder disfrutar durante estos
cuatro días del coche con que habíamos hecho el viaje, lo cual nos sirvió de
mucho puesto que todas nuestras visitas para poder saludar a la innumerables
familias que habían podido salir del pueblo, las efectuamos por medio de este
vehiculo.
Cafe Español, autor J. M Sagarra |
Nos trasladamos al cuartel donde prestaba los
servios Jaime y por mi calidad de Comisario pude conseguir que le dieran 4 días
de permiso, los cuales los paso siempre en nuestra compañía. El mismo día encontramos
también a Juan José Itarte i al Maestro Ferreras y por un momento llenamos el
coche de gente ulldeconense, feliz me sentía yo de encontrarme junto con tanta
gente conocida y amigos buenos que tiempo atrás habían sufrido como yo las
exigencias de la guerra que sosteníamos. Por la tarde quedamos en juntarnos en
el Café Español y efectivamente allí, fue más grande todavía mi alegría cuando
en un momento llegamos a contar más de 20 ulldeconenses reunidos en franca
camaradería. Lástima que ni un solo familiar había.
Pasamos una tarde muy feliz en la que el tema
principal fueron los sufrimientos que estarían pasando nuestros familiares en
la zona nacionalista mientras nosotros estábamos en franca camaradería.
Durante los días que estuve en Barcelona los
aproveché para visitar a varios paisanos que se encontraban allí en los
alrededores y así pasé un día con la familia Muñoz Sansano que esta en
Argentona, otro día con la familia Miralles Martorell que está en Martorell y
para compensar los sufrimientos tenidos en campaña, durante los 9 días que
estuve en Barcelona, me dediqué a disfrutar como nuca en mi vida, pues la
cantidad de pesetas que tenia ahorradas debido a no poderlas mandar a mis
familiares, las gasté todas en estos días felices.
Francesc Roca Matamoros
Huetamo, Michoacán, 3 de març de 1940
Francesc Roca Matamoros
Huetamo, Michoacán, 3 de març de 1940
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